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El haba es el premio mayor de la galette de rois

Quien encuentre la legumbre en la porción que le toque de este pastel de hojaldre con el que se celebra en Francia la Epifanía, tendrá suerte todo el año, será rey ese día y podrá lucir la corona de papel que se incluye en la reparación

No es el postre más emblemático de Francia, pero sí uno de los más singulares en vista de su carácter protocolario. Es la galette de rois, familia del roscón y del tortell catalán, y como ambos, se inspira en los panes que se preparaban durante las Saturnalias romanas, festividades que se han incorporado en buena parte de la gastronomía Mediterráneo y que, con la cristianización, se ligaron a la celebración de la Epifanía.

Se trata de una galleta de hojaldre rellena de pasta de almendras que se consume en enero y febrero y que en el sur de Francia se conoce como parisienne, para distinguirlo del gâteau de rois, postre típico de la Epifanía de la región, más parecido al roscón. Lleva en su interior un haba seca, elemento que de acuerdo con la costumbre romana atraía la suerte a quien la encontraba en la porción que le tocaba del pastel quien, además, se convertía en el rey del día.

Hay menciones sobre su presencia en las mesas de la corte francesa durante el reinado de Luis XIII de Francia y de su consorte Ana de Austria, así como de su conversión en una especie de “juego geopolítico” de los comensales que compartían banquetes en palacio durante el reinado de Luis XIV. También sobre su historia convulsa, tanto como la de Francia, durante el siglo XVIII.

En su primera década la falta de reservas de harina obligó a prohibir su elaboración. Se prohibió utilizar el ingrediente en otra cosa que no fuera pan, sin adición de huevos y mantequilla. Esto permitió incluso sofocar una rencilla entre pasteleros y panaderos, referida a usurpación de funciones, pues estos últimos preparaban la galette como regalo a sus clientes, en detrimento de las que vendían los pasteleros.

Llegada al Elíseo. Con la llegada de la Revolución Francesa otro tema afectó a la preparación: ¿cómo se podía seguir usando el adjetivo “de rois” cuando se había optado por acabar con el monarca en la guillotina?

La Epifanía dejó de celebrarse y se convirtió en le Jour des sans-culottes, que se transformarían en la Fête du bon voisinage, excusa perfecta para compartir y promocionar la galette de l’égalité, de la misma forma, pero sin el haba en el interior, a fin de distinguirla de las que se consumían en el Antiguo Régimen.

Pero finalmente la galette de rois entró victoriosa en el Palacio del Elíseo. Se convirtió en la protagonista de uno de los eventos del calendario anual de la presidencia francesa, al que asiste el presidente de la República acompañado de la primera dama. Fue en el año 1975, cuando el presidente Valéry Giscard d’Estaing estableció que para celebrar la Epifanía un panadero francés debía confeccionar, en palacio, una galette de rois.

El acto se llama rituel de la Galette des rois y, a diferencia de las que se suelen consumir en la mayoría de domicilios franceses, es 40 veces más grande que una normal y no lleva haba en el interior, lo que tiene que ver con la herencia patrimonial de la Revolución.

Fuente: gabinetedeprotocolo.com