Aunque es tendencia, el concepto no es nada nuevo pues ya en épocas de escasez era una práctica habitual entre madres y abuelas empeñadas en no botar y aprovechar las sobras
Sacar el máximo partido posible a los alimentos es la filosofía que rige la denominada cocina de aprovechamiento, también conocida como trash food, movimiento que invita a dar una nueva vida gastronómica a los alimentos desechados durante el cocinado o a las sobras.
Se presenta como una acción relevante para reducir y poner fin al despilfarro alimentario, que repercute negativamente sobre el medio ambiente, además de causar perjuicio a las personas y poblaciones en situación de pobreza y vulnerabilidad.
En ese contexto es fundamental poner en práctica esta cocina, que de nueva tiene poco: en épocas de escasez era habitual su práctica por parte de madres y abuelas, decididas a no botar alimentos y aprovecharlos al máximo para llenar la mesa familiar.
Todos los grupos de alimentos son susceptibles de recibir una nueva oportunidad gastronómica. El más utilizado es el pan que ya duro se utiliza en empanizados, para enriquecer sopas y albóndigas, y para la preparación de postres tradicionales como la torta de pan o las torrijas.
Frutas y verduras integran el grupo que más se desperdicia, pues es relativamente sencillo dejarlos en la nevera, donde se estropeen fácilmente. Antes de que eso ocurra y no puedan salvarse se pueden elaborar con ellos cremas, purés, batidos o helados y en caso de que sea muy tarde para darles estos usos, pueden utilizarse en la preparación de mermeladas caseras o como ingrediente de cualquier receta dulce como bizcochos y tortas.
Los pescados siempre son útiles, eso sí, en buen estado. Las raspas, espinas y cabeza sirven para elaborar sabrosas sopas, caldos y fumés que pueden utilizarse como fondos de arroces. Con recortes de la parte carnosa hay dos opciones. Si están crudos, se puede elaborar ceviches o tartares; si por lo contrario están cocinados, se podrán reservar como relleno, por ejemplo, de croquetas.
Igual que con el pescado también con los huesos y pieles de las carnes de res pueden realizar caldos y, con la carne sobrante, croquetas -elaboración estrella de la cocina de aprovechamiento- u otras variantes de relleno como fajitas y pastas.
Fuente El Diario Vasco