La cata de este vino se hará oficialmente a finales de febrero y cuenta con el respaldo del Instituto de Ciencias de la Viña y el Vino de Burdeos
Puede que a las tradicionales notas de aromas a madera o regusto a tabaco con las que los críticos de vino suelen adornar sus comentarios se añadan dentro de poco expresiones como bouquet a polvo de estrellas, esencia de galaxia o fragancias de supernova. La llegada esta semana a Burdeos de doce botellas de vino que han permanecido catorce meses en la Estación Espacial Internacional ha generado una inusual expectación entre los enólogos de medio mundo.
La remesa forma parte de un singular experimento promovido por la empresa francesa Space Cargo Unlimited con el propósito de averiguar si la ausencia de gravedad tiene influencia en el envejecimiento de los caldos, informó el Diario Vasco.
Los doce vinos bordeleses viajaron en noviembre de 2019 a la estación espacial a bordo de una nave de suministro. Cada botella de vidrio fue introducida en un cilindro de acero para su protección. Los envases fueron depositados en el laboratorio de la estación, donde han permanecido desde entonces a una temperatura estable de 18 grados. “Las condiciones son similares a las de la Tierra, el único parámetro que realmente varía es que la gravedad allí arriba es casi nula, lo que no sabemos cómo puede influir en los procesos químicos de envejecimiento del vino”, explica el bordelés Nicolas Gaume, principal impulsor del proyecto junto al vascofrancés Emmanuel Etchepare.
El propósito del experimento iba más allá de verificar si el paseo espacial mejora la calidad del vino. Junto a las botellas viajaron tres centenares de plantones de cepas de merlot y cabernet sauvignon, dos de las varietales más frecuentes en Burdeos. Las vides permanecieron en el espacio menos tiempo que el vino –diez meses frente a los catorce de las botellas–, pero pudieron completar un ciclo vegetal. “La idea era someter a las plantas a una situación de estrés y ver cómo se puede mejorar su adaptación al cambio climático”, apunta Gaume.
Cata definitiva. La iniciativa cuenta con el respaldo del Instituto de Ciencias de la Viña y el Vino de Burdeos y una universidad alemana que investiga la agricultura espacial. El vino del espacio va a ser sometido a un sinfín de análisis y comparado con remesas del mismo origen y añada que han envejecido de forma tradicional.
La prueba definitiva será una cata que se va a celebrar a finales de este mes bajo la mirada del enólogo Franck Dubordieu, una de las máximas autoridades del vino de Burdeos.